Video: Verónica Arras
Narrativa escrita: Sebastián Romo
La Ciudad de México siempre ha tenido una relación muy estrecha con el agua, muchas veces, una relación bastante tóxica. Actualmente sufre tanto por su escasez como por su abundancia. La restauración de los ríos traería beneficios como evitar inundaciones, ayudar a proveer agua a la ciudad, reducir el hundimiento y la sobreexplotación de las aguas subterráneas, reducir la insalubridad, y mejorar y aumentar los espacios públicos, por lo que es una acción fundamental para llevar a la ciudad a una estabilidad hídrica.
Antes de la urbanización desmedida, la cuenca contenía cinco lagos alimentados por decenas de ríos, muchos de ellos de temporada cargados con deshielos de las montañas. La ciudad se encuentra sobre lo que fue el delta de 45 de estos ríos.
Para el 2002 el 95% de los ríos y lagos habían sido entubados o desecados. Gran parte de estos ríos pasaron a formar parte de la red de drenaje, muchos de ellos se encuentran bajo las grandes vialidades de la ciudad, como Río Churubusco, Río de la Piedad, Río Mixcoac y Río Consulado.
La entubación de los ríos comenzó como una solución a los focos de insalubridad e inseguridad que representaban. Una solución equivalente a ponerle una curita a una herida infectada, ya que no se atendían las causas de la contaminación y abandono de estos espacios.
En la actualidad existen muy pocos ríos abiertos en la ciudad, y los pocos que quedan se convierten en aguas negras casi al momento de entrar en la zona urbana. Uno de estos ríos sobrevivientes es el Canal Nacional, el cual recorre 8.7 km pasando por Iztapalapa, Tlalpan y Xochimilco.
El Canal Nacional, tiene una importancia ambiental, pero también histórica y social. Es un río artificial que existe desde tiempos prehispánicos, fue construido por los mexicas como vía de transporte y comercio entre Chalco y Tenochtitlan.
Actualmente, con la recuperación del espacio, funciona como un sitio de convivencia y descanso para los vecinos, y se ha formado un lazo con el canal, no es simplemente un flujo de agua que pasa cerca de sus casas, es su territorio, y lo habitan y cuidan como tal.
El canal se ha convertido en el espacio donde vas a caminar para despejar tu mente, donde se hacen las fiestas de quien no tiene para pagar un salón, donde está el puente que conecta para transitar de una colonia a otra, donde se va a correr, hacer parkour, o sólo sentarse en una banca a ver las aves migratorias.
El cariño por el canal es tan grande, que se la ha confiado un punto para dejar plasmado en un listón el recuerdo de los animales que formaron parte de las familias, y que habitaron el canal como un miembro más de la comunidad.
El Canal Nacional es una muestra de lo que podría ser la ciudad, nos ayuda a conservar la esperanza de que la relación rota que tenemos con el agua se puede reparar.
- Lucía K. Larson Rivero