[...] En el camino de la investigación caí en cuenta que quizá el factor más importante eran los sistemas hidrológicos que hace mucho tiempo le dieron una forma a la naturaleza, sobre todo al valle de Anáhuac. De primera mano tengo que admitir que caí en una especie de romanticismo sobre cómo pudo ser esta naturaleza, como se formaba con las cascadas, los manantiales, los ríos, los distintos tipos de lagos y cómo era la vida para los humanos dentro de este entorno.
Pienso que seguramente era un paraiso abundante y, digamos, con una vida muy placentera. Esto en principio hizo que la gente se empezaraa asentar alrededor de los lagos. Aquí mismo estamos en el sitio donde se fundó la ciudad de Tenochtitlan. Si bien tenemos este antecedente, hay que aclarar que hubo muchos asentamientos más antiguos a la fundación de Tenochtitlan, que provocaron que la "mancha urbana” haya adquirido la forma que tiene actualmente. No fue desde un punto central que se pro- longó la ciudad, sino que esta misma ciudad se ha ido tragando de alguna forma a muchos otros centros de población humana. Este malentendido ha generado una cierta melancolia por la vida lacustre de la antigua edad, que produce ahora una especie de “sed” al respecto.
Sandra Rozental y Carlos Gamboa. Historias del agua, Conjuros de agua.

Estamos en una situación bastante compleja: necesitamos el agua subterránea, aunque esta internamente nos genera problemas. [...] Si solo nos quedáramos con el agua potable, igual vemos que estamos extrayendo mucha más que la que se recarga de forma natural. Estamos sacando mucha más de la que entra. Por eso los niveles van bajando y el terreno se va hudiendo. Bajo este esquema, no es posible llegar a una condición sostenible social, económica o jurídicamente. Es así de simple.
Esto no solo sucede en la Ciudad de México: si nos vamos a Querétaro, Toluca, Aguascalientes, Torreón y otras ciudades, nos daremos cuenta de que todo el centro y norte del país están igual.
Entonces, ¿qué hacer? La solución más común es trabajar sobre tres conceptos. Uno de estos es la demanda: manejarla y reducirla. Desde el punto de vista de la oferta, hay dos posibilidades: una de ellas es buscar fuentes alternativas para reemplazar parte de la oferta que suplen las fuentes subterráneas. La otra posibilidad es aumentar la recarga del acuífero. [...] Sobre lo que se podría hacer, el límite es la imaginación.
Óscar Escolero. El agua que se eleva, Conjuros de Agua.