Cantera Oriente - REPSA

 

La Cantera Oriente es parte de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es un espacio perteneciente al campus de Ciudad Universitaria y representa una tercera parte de todo CU. El Sur de la CdMX guarda un valor único entre la convivencia de diferentes ecosistemas, gracias a los procesos históricos geológicos y geomorfológicos que permitieron la particularidad de un espacio apto para la interacción de especies que se favorecen de ambientes pedregosos y a su vez dentro de un clima cálido subhúmedo.” La REPSA brinda una serie de servicios ambientales fundamentales, en particular para el funcionamiento hidrológico de los mantos freáticos del sur de la Cuenca de México”.(P. Prieto & Guilbaud, 2015)

 

Narrativa visual:
Juan Pablo Zetina Cozatl
Anahí Bernabé García
Abraham Guarneros García

Narrativa escrita:
Axel Salomón Castro Machado

Anahí Bernabé García, 2023

Sobre el sur de la CDMX, se levanta la Sierra de Chichinautzin a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, donde pertenece el volcán Ajusco, siendo el flanco montañoso que encierra a la ciudad. Cuesta abajo del Ajusco se encuentra el  volcán Xitle. Fue de las últimas expresiones eruptivas que tuvo esta ladera que se inclina con una pendiente que cierra el Valle de México. Su actividad data de hace unos dos mil años. La erupción de este volcán fue efusiva, quiere decir, que no fue violento el flujo de lava, al contrario fueron escurrimientos relativamente lentos. Sin embargo la fase activa de un volcán vuelve hostil el ambiente para la vida y una vez que termina su actividad eruptiva, cesan las condiciones adversas y se vuelve roca madre, el sustrato , la base  para comenzar la sucesión de la vida misma, ahora con un terreno dispuesto para aquel que lo quiera habitar. 

El Xitle dejó como roca madre, coladas (escurrimientos) volcánicas de  andesita basáltica (un tipo de roca ígnea). Los trazos de las coladas volcánicas quedaron plasmados en la  morfología que vemos hoy en día  sobre la superficie de la REPSA. Formas irregulares con trazos curvos y con bloques pedregosos de color negros con agujeros, que parecen sobreponerse a otros bloques de la misma lava. Si multiplicamos estas superposiciones, la morfología del espacio queda accidentado y con brechas de todas dimensiones. Estas brechas son filtros para el agua que escurre sobre el pedregal, quedando el agua estancada sobre pozos superficiales o profundos. En particular podemos ver yacimientos de agua sobre roca volcánica del Xitle en la Cantera Oriente de CU.

El clima juega un papel fundamental para que el agua esté disponible de forma abundante en estos espacios pedregosos. El patrón de lluvias es estacional, presente de mayo a septiembre y aportan mucha agua. Este patrón ocurre hace millones de años, incluso antes de la erupción del Xitle, esto lo sabían muy bien las civilizaciones que pertenecieron al valle, entre ellas, Cuicuilco (aún se discute si la erupción los obligó a migrar). Hoy en día, Cuicuilco se encuentra parcialmente sepultada por rocas y suelo. El agua ha sido sinónimo de vida y con ella la prevalencia  humana sobre el valle. Mientras que otros bichos y plantas ya coexisten dentro de estos patrones de climas, los humanos reconocieron el potencial suministro de alimento que representaba el valle. Lagos, ríos, suelos, vegetación y fauna fue lo que atrajo la vida sedentaria al valle de muchas civilizaciones, una referencia ejemplar de trayectoria de las civilizaciones es el Valle Xico en lo que hoy se conoce como Chalco. 

El contexto humano evolucionó en el valle y con ello vino un cambio profundo para el paisaje de la cuenca. El rigor de la colonización, de la imposición material de forma de vivir la vida, trajo consigo una imposición violenta  del pensamiento occidental y el modo de concebir los espacios vividos, con el tiempo esto se normaliza hasta llegar a lo que hoy conocemos como la “CDMX”. Las ciudades dejaron de ser congruentes con las condiciones ambientales; la indumentaria de la superficie urbana cambió. La constante del crecimiento urbano demanda roca basáltica para asfaltar. El terreno ya marcado de CU otorgó al gobierno el espacio de la Cantera Oriente para la planta de asfalto. La cantera quedó abandonada una vez que se llegó a los mantos freáticos. El espacio lucía desolado y devastado como una excavación profunda y extensa, sin vida, vacía. 

Juan Pablo Zetina Cozatl, 2023

El crecimiento urbano asediaba esta zona abandonada donde tarde o temprano sería ocupada para el desarrollo inmobiliario. Fue la colonia de Santo Domingo 1971, la ahora vecina de la cantera, la que alertó  para hacer algo por este lugar. La incidencia y persistencia universitaria permitió la reapropiación de este espacio pero abordada desde una perspectiva de investigación científica para su recuperación y restauración ambiental. El contexto de la ciudad presiona aún más este sitio cuando los escombros del terremoto de 1985 deben ser vertidos en algún sitio disponible y sin propósito de especulación de crecimiento urbano. La cantera recibió los escombros, usándolos a su favor para darle forma a los lagos y espacios que se ven presentes hoy. Los escombros de una tragedia humana se volvieron el cimiento de un espacio que se reconcilia con la vida. 

La cantera guarda dos flancos de muros de roca basáltica del Xitle. La perspectiva del corte transversal de la roca revela los eventos de las distintas coladas de lava que arrojó el Xitle. El muro de 40 a 50 metros de altura, crea una atmósfera que aísla por completo el ritmo de la ciudad. Los cuatro micro lagos inducidos (artificiales) junto a la vegetación homogénea, entre vegetación nativa y exótica (vegetación y fauna no nativa), mantienen la frescura a pesar del calor que pudiera haber en la ciudad. El canto de las aves, las hojas arrastradas por el viento, las ramas de los árboles chocando unas contra otras, el caudal del agua y las pisadas sobre el suelo se vuelve el ruido de fondo. La atmósfera se vuelve plena para cualquier ser vivo que habite el espacio.  El cielo y las nubes resaltan su color con el contraste de temporal, en verano tonos llamativos y en invierno tonos suaves. Acompañada de un entorno sonoro que intercala todo lo que habita en una pieza inteligible y única. 

 

Abraham Guarneros García, 2023

Caminos y senderos que transportan a micro atmósferas por las que responde somáticamente el cuerpo genera la experiencia que acciona la sensación de estar fuera de la ciudad pero al mismo tiempo estando dentro de ella. El imperceptible momento de entendernos  fuera de la ciudad  y llevarnos inmersos  paso a paso a una adaptación de la Cantera, comenzamos a experimentar la convivencia con otras especies (de alguna manera obligados) ya que están en cada parte que se mire, huela, respire y sienta. La experiencia humana dentro de la Cantera despierta cierta cuestión de la fundamentalidad de la existencia de estos entornos vegetativos y acuáticos que alberga fauna en nuestro día a día. 

Este espacio es único por su intervención y gestión humana; no obstante su ingreso es restringido para fines de investigación y divulgación científica. Los principios básicos de preservación y cuidado del medio no van con ciertos comportamientos cotidianos que se tiene de la población cuando acuden a áreas verdes (parques convencionales y afines). La forma involuntaria de saciar nuestras necesidades básicas y recreativas implica muchas veces intervenir de manera directa o indirecta con el medio de forma grave. La contaminación humana es un factor arraigado en nuestro comportamiento dentro de las ciudades por las formas de consumo. Por lo tanto, es importante entender que debemos dejar de lado estos comportamientos, ya que espacios como la Cantera son susceptibles a nuestra intervención. El ruido excesivo con música, los residuos de la comida y sus empaques; las pisadas en áreas de regeneración así como la intervención de plantas y bichos, son factores que de alguna manera afectan el estado preservado si  constantemente se somete a esto el espacio. En las ciudades, esta situación estresa a la vegetación y a cualquier forma de vida que la rodea. Nos damos cuenta de que algunos de nuestros comportamientos no son compatibles con otras formas de vida, excepto aquellas que nos hemos permitido convivir, como perros, gatos y vegetación ornamental, por mencionar algunos ejemplos. Este comportamiento viene de la noción de la domesticación como manera de excluir a una variedad importante de seres vivos que quedan fuera de nuestra ecuación de “ciudades desarrolladas", de esta forma debilitamos los ecosistemas originarios.

El papel de la academia ha favorecido al fortalecimiento y preservación de la Cantera Oriente. La reapropiación de los espacios como acto simbólico y de resistencia al desarrollismo que se ha enmarañado con la mente humana contemporánea, reposiciona al ser humano en un acto de cuestionamiento crítico a la transformación y el daño que estamos causando a la vida misma. La reflexión yace de diferentes sitios con distintas situaciones pero que el común denominador es el sistema operante. La inercia del sistema está echada a andar y es el deber ser, lograr que no se descomponga y desvanezca el vínculo que sostiene nuestra propia existencia, dígase en lo (meta)físico o en el tejido vivo llamada biósfera. 

La cantera incita/invita a la reflexión crítica del accionar científico y da pauta para que funcione como una fuente de inspiración a otras áreas del pensamiento humano. Es importante reconocernos más allá del asfalto y virar hacia la dualidad de un sistema Tierra y un sistema de pensamiento humano congruente. El reconocer el valor de la antigüedad de cada sistema del planeta nos redirecciona a contemplar la vida humana como una condición particular de sistemas que interactúan para darnos forma y existencia y no caer en antropocentrismos. Es importante redirigir el enfoque del pensamiento humano hacia la valoración de los cuerpos de agua como eje principal del motor de la vida, a la contemplación de otros seres vivos y sistemas no vivos que determinan nuestra existencia y su importancia en sí mismos. 

 

Bibliografía

Palacio Prieto, J. L., & Guilbaud, M. N. (2015). Patrimonio natural de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel y áreas cercanas: sitios de interés geológico y geomorfológico al sur de la Cuenca de México. Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, 67(2), 227-244.

Lot, A. (2007). Guía ilustrada de la Cantera Oriente. Caracterización ambiental e inventario biológico.

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